 |
5 |
 |
Estamos, Señor, gustosamente en tu mano llagada. ¡Apriétanos fuerte!, ¡estrújanos!, ¡que perdamos toda la miseria terrena!, ¡que nos purifiquemos, que nos encendamos, que nos sintamos empapados en tu Sangre!
Y luego, ¡lánzanos lejos!, lejos, con hambres de mies, a una siembra cada día más fecunda, por Amor a Ti.
|
 |
|
 |
 |
 |
|