Josemaría Escrivá Obras
539

¡Recogerse en oración, en meditación, es tan fácil...! Jesús no nos hace esperar, no impone antesalas: es El quien aguarda.

    Basta con que digas: ¡Señor, quiero hacer oración, quiero tratarte!, y ya estás en la presencia de Dios, hablando con El.

    Por si fuera poco, no te cercena el tiempo: lo deja a tu gusto. Y esto, no durante diez minutos o un cuarto de hora. ¡No!, ¡horas, el día entero! Y El es quien es: el Omnipotente, el Sapientísimo.

Anterior Ver capítulo Siguiente