No es posible comentar sucesos o doctrinas sin referirse a personas..., a las que no juzgas: “qui iudicat Dominus est es Dios quien juzga.
No te preocupes, pues, si alguna vez chocas con un interlocutor sin recta conciencia, que por mala fe o por falta de criterio califica tus palabras de murmuración.