Además de su gracia cuantiosa y eficaz, el Señor te ha dado la cabeza, las manos, las facultades intelectuales, para que hagas fructificar tus talentos.
Dios quiere operar milagros constantes resucitar muertos, dar oído a los sordos, vista a los ciegos, posibilidades de andar a los cojos..., a través de tu actuación profesional santificada, convertida en holocausto grato a Dios y útil a las almas.