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Mientras hablábamos, afirmaba que prefería no salir nunca del chamizo donde vivía, porque le gustaba más contar las vigas de “su” cuadra que las estrellas del cielo.

—Así son muchos, incapaces de prescindir de sus pequeñas cosas, para levantar los ojos al cielo: ¡ya es hora de que adquieran una visión de más altura!

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