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Después de tu decisión, cada día haces un descubrimiento nuevo. Recuerdas el ayer, cuando te preguntabas constantemente: “¿y esto, cómo?”…, para seguir luego en tus dudas o en tus desencantos…

Ahora siempre encuentras la respuesta exacta, razonada y clara. Y, al oír cómo contestan a tus preguntas a veces pueriles, se te ocurre pensar: “así debió de atender Jesús a los primeros Doce”.

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