Josemaría Escrivá Obras
217

¡Vocaciones, Señor, más vocaciones! No me importa si la siembra fue mía o de otro —¡sembraste Tú, Jesús, con nuestras manos!—; sólo sé que nos has prometido la madurez del fruto: «et fructus vester maneat!» —que vuestro fruto será duradero.

Anterior Ver capítulo Siguiente