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¡Vocaciones, Señor, más vocaciones! No me importa si la siembra fue mía o de otro —¡sembraste Tú, Jesús, con nuestras manos!—; sólo sé que nos has prometido la madurez del fruto: «et fructus vester maneat!» —que vuestro fruto será duradero.

Referencias a la Sagrada Escritura
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