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“Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón…” ¡Humildad de Jesús!… ¡Qué lección para ti, que eres un pobre instrumento de barro!: El —siempre misericordioso— te ha levantado, haciendo brillar en tu vileza, gratuitamente ensalzada, las luces del sol de la gracia. Y tú, ¡cuántas veces has disfrazado tu soberbia so capa de dignidad, de justicia…! ¡Y cuántas ocasiones de aprender del Maestro has desaprovechado, por no haber sabido sobrenaturalizarlas!

Referencias a la Sagrada Escritura
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