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Buen Jesús: si he de ser apóstol, es preciso que me hagas muy humilde.

El sol envuelve de luz cuanto toca: Señor, lléname de tu claridad, endiósame: que yo me identifique con tu Voluntad adorable, para convertirme en el instrumento que deseas… Dame tu locura de humillación: la que te llevó a nacer pobre, al trabajo sin brillo, a la infamia de morir cosido con hierros a un leño, al anonadamiento del Sagrario.

—Que me conozca: que me conozca y que te conozca. Así jamás perderé de vista mi nada.

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