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Sal de la tierra. —Nuestro Señor dijo que sus discípulos —también tú y yo— son sal de la tierra: para inmunizar, para evitar la corrupción, para sazonar el mundo.
—Pero también añadió «quod si sal evanuerit…» —que si la sal pierde su sabor, será arrojada y pisoteada por las gentes…
—Ahora, frente a muchos sucesos que lamentamos, ¿te vas explicando lo que no te explicabas?
Materias
Referencias a la Sagrada Escritura
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Documento imprimido desde https://escriva.org/es/surco/342/ (18/04/2024)