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Tus parientes, tus colegas, tus amistades, van notando el cambio, y se dan cuenta de que lo tuyo no es una transición momentánea, de que ya no eres el mismo.

—No te preocupes, ¡sigue adelante!: se cumple el «vivit vero in me Christus» —ahora es Cristo quien vive en ti.

Referencias a la Sagrada Escritura
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