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Tú también tienes una vocación profesional, que te “aguijonea”. —Pues, ese “aguijón” es el anzuelo para pescar hombres.

Rectifica, por tanto, la intención, y no dejes de adquirir todo el prestigio profesional posible, en servicio de Dios y de las almas. El Señor cuenta también con “esto”.

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