517

Santificar el propio trabajo no es una quimera, sino misión de todo cristiano…: tuya y mía.

—Así lo descubrió aquel ajustador, que comentaba: “me vuelve loco de contento esa certeza de que yo, manejando el torno y cantando, cantando mucho —por dentro y por fuera—, puedo hacerme santo…: ¡qué bondad la de nuestro Dios!”

Este punto en otro idioma