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Estás pasando unos días de alborozo, henchida el alma de sol y de color. Y, cosa extraña, ¡los motivos de tu gozo son los mismos que otras veces te desanimaban!

Es lo de siempre: todo depende del punto de mira. —«Laetetur cor quaerentium Dominum!» —cuando se busca al Señor, el corazón rebosa siempre de alegría.

Referencias a la Sagrada Escritura
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