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“He venido —así se expresa el Maestro— a enfrentar al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra...”
Cumpliendo lo que El te exige, demostrarás que los amas verdaderamente. Por eso, no te escudes en el cariño que les tienes —total debe ser—, a la hora de tu sacrificio personal. Si no, créeme, antepones, al amor de Dios, el de tus padres; y, al de tus padres, tu amor propio.
—¿Has entendido ahora, con más profundidad, la congruencia de las palabras evangélicas?
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