986

“¿No se reirá, Padre, si le digo que —hace unos días— me sorprendí ofreciéndole al Señor, de una manera espontánea, el sacrificio de tiempo que me suponía tener que arreglar, a uno de mis pequeños, un juguete descompuesto?”

—No me sonrío, ¡gozo!: porque, con ese Amor, se ocupa Dios de recomponer nuestros desperfectos.

Este punto en otro idioma