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Hay 12 puntos en «Camino» cuya materia es Formación doctrinal .

¡Cómo te reías, noblemente, cuando te aconsejé que pusieras tus años mozos bajo la protección de San Rafael!: para que te lleve a un matrimonio santo, como al joven Tobías, con una mujer buena y guapa y rica —te dije, bromista.

Y luego, ¡qué pensativo te quedaste!, cuando seguí aconsejándote que te pusieras también bajo el patrocinio de aquel apóstol adolescente, Juan: por si el Señor te pedía más.

Para ti, que te quejas interiormente, porque te tratan con dureza, y sientes el contraste de ese rigor con la conducta de los de tu sangre, copio estos párrafos de la carta de un alférez médico: «Ante el enfermo, cabe la actitud fría y calculadora, pero objetiva y útil para el paciente, del profesional honrado. Y la ñoñería llorona de la familia. —¿Qué sería de un puesto de socorro, durante un combate, cuando va llegando el chorreo de heridos que se acumulan porque la evacuación no es lo suficientemente rápida, si junto a cada camilla hubiese una familia? Como para pasarse al enemigo».

No necesito milagros: me sobra con los que hay en la Escritura. —En cambio, me hace falta tu cumplimiento del deber, tu correspondencia a la gracia.

Desilusionado. —Vienes alicaído. ¡Los hombres te acaban de dar una lección! —Creían que no los necesitabas, y rezumaban ofrecimientos. La posibilidad de que tuvieran que ayudarte económicamente —unas pesetillas miserables— convirtió la amistad en indiferencia.

—Confía sólo en Dios y en quienes, por Él, están unidos a ti.

¡Ah, si te propusieras servir a Dios «seriamente», con el mismo empeño que pones en servir tu ambición, tus vanidades, tu sensualidad!...

Si sientes impulsos de ser caudillo, tu aspiración será: con tus hermanos, el último; con los demás, el primero.

Vamos a ver, ¿qué injuria se te hace a ti porque aquel o el otro tengan más confianza con determinadas personas, a quienes conocieron antes o por quienes sienten más afinidades de simpatía, de profesión, de carácter?

—Sin embargo, entre los tuyos, evita cuidadosamente aun la apariencia de una amistad particular.

El manjar más delicado y selecto, si lo come un cerdo (que así se llama, sin perdón) se convierte, a lo más, ¡en carne de cerdo!

Seamos ángeles, para dignificar las ideas, al asimilarlas. —Cuando menos, seamos hombres: para convertir los alimentos, siquiera, en músculos nobles y bellos, o quizá en cerebro potente... capaz de entender y adorar a Dios.

Pero... ¡no seamos bestias, como tantos y tantos!

¿Te aburres? —Es que tienes los sentidos despiertos y el alma dormida.

La caridad de Jesucristo te llevará a muchas concesiones... nobilísimas. —Y la caridad de Jesucristo te llevará a muchas intransigencias..., nobilísimas también.

Si no eres malo, y lo pareces, eres tonto. —Y esa tontería —piedra de escándalo— es peor que la maldad.

Cuando bullen, «haciendo cabeza» de manifestaciones exteriores de religiosidad, gentes profesionalmente mal conceptuadas, de seguro que sentís ganas de decirles al oído: ¡Por favor, tengan la bondad de ser menos católicos!

Referencias a la Sagrada Escritura