Lista de puntos
Misionero. —Sueñas con ser misionero. Tienes vibraciones a lo Xavier: y quieres conquistar para Cristo un imperio. —¿El Japón, China, la India, Rusia..., los pueblos fríos del norte de Europa, o América, o África, o Australia?
—Fomenta esos incendios en tu corazón, esas hambres de almas. Pero no me olvides que eres más misionero «obedeciendo». Lejos geográficamente de esos campos de apostolado, trabajas «aquí» y «allí»: ¿no sientes —¡como Xavier!— el brazo cansado después de administrar a tantos el bautismo?
Te mandan una cosa que crees estéril y difícil. —Hazla. —Y verás que es fácil y fecunda.
¡Oh poder de la obediencia! —El lago de Genesaret negaba sus peces a las redes de Pedro. Toda una noche en vano.
—Ahora, obediente, volvió la red al agua y pescaron «piscium multitudinem copiosam» —una gran cantidad de peces.
—Créeme: el milagro se repite cada día.
Esa trepidación de tu espíritu, la tentación, que te envuelve, es como una venda sobre los ojos de tu alma.
Estás a oscuras. —No te empeñes en andar solo, porque, solo, caerás. —Ve a tu Director —a tu superior— y él hará que oigas aquellas palabras de Rafael Arcángel a Tobías:
«Forti animo esto, in proximo est ut a Deo cureris» —Ten ánimo, que pronto te curará Dios. —Sé obediente, y caerán las escamas, caerá la venda de tus ojos, y Dios te llenará de gracia y de paz.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/camino/1788/ (02/05/2024)