Lista de puntos
María Santísima, Madre de Dios, pasa inadvertida, como una más entre las mujeres de su pueblo.
—Aprende de Ella a vivir con «naturalidad».
¡Qué humildad, la de mi Madre Santa María! —No la veréis entre las palmas de Jerusalén, ni —fuera de las primicias de Caná— a la hora de los grandes milagros.
—Pero no huye del desprecio del Gólgota: allí está, «juxta crucem Jesu» —junto a la cruz de Jesús, su Madre.
¡María, Maestra del sacrificio escondido y silencioso!
—Vedla, casi siempre oculta, colaborar con el Hijo: sabe y calla.
¿Veis con qué sencillez? —«Ecce ancilla!...» —Y el Verbo se hizo carne.
—Así obraron los santos: sin espectáculo. Si lo hubo, fue a pesar de ellos.
¡Qué ejemplo de discreción nos da la Madre de Dios! Ni a San José comunica el misterio.
—Pide a la Señora la discreción que te falta.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/camino/1909/ (08/05/2024)