Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Camino» cuya materia es Naturalidad.

«¡Influye tanto el ambiente!», me has dicho. —Y hube de contestar: sin duda. Por eso es menester que sea tal vuestra formación, que llevéis, con naturalidad, vuestro propio ambiente, para dar «vuestro tono» a la sociedad con la que conviváis.

—Y, entonces, si has cogido ese espíritu, estoy seguro de que me dirás con el pasmo de los primeros discípulos al contemplar las primicias de los milagros que se obraban por sus manos en nombre de Cristo: «¡Influimos tanto en el ambiente!».

Naturalidad. —Que vuestra vida de caballeros cristianos, de mujeres cristianas —vuestra sal y vuestra luz— fluya espontáneamente, sin rarezas, ni ñoñerías: llevad siempre con vosotros nuestro espíritu de sencillez.

«Y ¿en un ambiente paganizado o pagano, al chocar este ambiente con mi vida, no parecerá postiza mi naturalidad?», me preguntas.

—Y te contesto: Chocará, sin duda, la vida tuya con la de ellos, y ese contraste, por confirmar con tus obras tu fe, es precisamente la naturalidad que yo te pido.

Cuando hayas terminado tu trabajo, haz el de tu hermano, ayudándole, por Cristo, con tal delicadeza y naturalidad que ni el favorecido se dé cuenta de que estás haciendo más de lo que en justicia debes.

—¡Esto sí que es fina virtud de hijo de Dios!

María Santísima, Madre de Dios, pasa inadvertida, como una más entre las mujeres de su pueblo.

—Aprende de Ella a vivir con «naturalidad».

De callar no te arrepentirás nunca: de hablar, muchas veces.

¿Cómo te atreves a encarecer que te guarden el secreto..., si esta advertencia es la señal de que no has sabido guardarlo tú?

Discreción no es misterio, ni secreteo. —Es, sencillamente, naturalidad.

Discreción es... delicadeza. —¿No sientes una inquietud, un malestar íntimo, cuando los asuntos —nobles y corrientes— de tu familia salen del calor del hogar a la indiferencia o a la curiosidad de la plaza pública?

No pongas fácilmente de manifiesto la intimidad de tu apostolado: ¿no ves que el mundo está lleno de egoístas incomprensiones?

Calla: No olvides que tu ideal es como una lucecica recién encendida. —Puede bastar un soplo para apagarla en tu corazón.

¡Qué fecundo es el silencio! —Todas las energías que me pierdes, con tus faltas de discreción, son energías que restas a la eficacia de tu trabajo.

—Sé discreto.