Lista de puntos

Hay 8 puntos en «Camino» cuya materia es Virtudes humanas .

Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: este lee la vida de Jesucristo.

Hace falta una cruzada de virilidad y de pureza que contrarreste y anule la labor salvaje de quienes creen que el hombre es una bestia.

—Y esa cruzada es obra vuestra.

Me escribías, médico apóstol: «Todos sabemos por experiencia que podemos ser castos, viviendo vigilantes, frecuentando los Sacramentos y apagando los primeros chispazos de la pasión sin dejar que tome cuerpo la hoguera. Y precisamente entre los castos se cuentan los hombres más íntegros, por todos los aspectos. Y entre los lujuriosos dominan los tímidos, egoístas, falsarios y crueles, que son características de poca virilidad».

El manjar más delicado y selecto, si lo come un cerdo (que así se llama, sin perdón) se convierte, a lo más, ¡en carne de cerdo!

Seamos ángeles, para dignificar las ideas, al asimilarlas. —Cuando menos, seamos hombres: para convertir los alimentos, siquiera, en músculos nobles y bellos, o quizá en cerebro potente... capaz de entender y adorar a Dios.

Pero... ¡no seamos bestias, como tantos y tantos!

La verdadera virtud no es triste y antipática, sino amablemente alegre.

Sé niño. —Más aún. —Pero no te me plantes en la «edad del pavo»: ¿Has visto algo más tonto que un chiquillo «hombreando», o un hombre «niñoide»?

Niño, con Dios: y, por serlo, hombre muy viril en todo lo demás. —¡Ah!: y deja esas mañas de perro faldero.

Sed hombres y mujeres del mundo, pero no seáis hombres o mujeres mundanos.

Te pasmaba que aprobara la falta de «uniformidad» en ese apostolado donde tú trabajas. Y te dije:

Unidad y variedad. —Habéis de ser tan varios, como variados son los santos del cielo, que cada uno tiene sus notas personales especialísimas. —Y, también, tan conformes unos con otros como los santos, que no serían santos si cada uno de ellos no se hubiera identificado con Cristo.