Lista de puntos

Hay 2 puntos en «Cartas I» cuya materia es Opus Dei  → no tiene política alguna .

Política, en el sentido noble de la palabra, no es sino un servicio para lograr el bien común de la Ciudad terrena. Pero este bien tiene una extensión muy grande y, por consiguiente, es en el terreno político donde se debaten y se dictan leyes de la más alta importancia, como son las que conciernen al matrimonio, a la familia, a la escuela, al mínimo necesario de propiedad privada, a la dignidad −los derechos y los deberes− de la persona humana. Todas estas cuestiones, y otras más, interesan en primer término a la religión, y no pueden dejar indiferente, apático, a un apóstol.

La Obra no tiene política alguna: no es ése su fin. Nuestra única finalidad es espiritual y apostólica, y tiene un resello divino: el amor a la libertad, que nos ha conseguido Jesucristo muriendo en la Cruz70. Por esto, la Obra de Dios no ha entrado ni entrará nunca en la lucha política de los partidos: no es solamente loable, sino un estricto deber para nuestra Familia sobrenatural mantenerse por encima de las querellas contingentes, que envenenan la vida política, por la sencilla razón de que la Obra −vuelvo a afirmar− no tiene fines políticos, sino apostólicos.

Pero vosotros, hijos míos −cada uno personalmente−, no sólo cometeríais un error, como os acabo de decir, sino que haríais una traición a la causa de Nuestro Señor, si dejarais el campo libre, para que dirijan los negocios del Estado, a los indignos, a los incapaces, o a los enemigos de Jesucristo y de su Iglesia.

No hablo jamás de cuestiones contingentes de política, y os he explicado que lo hago así porque mi misión es exclusivamente espiritual. Pero hay otra razón: y es que nunca los Directores de la Obra pueden imponer un criterio político o profesional −temporal, en una palabra−, a sus hermanos.

En la Iglesia, es sólo la Jerarquía eclesiástica ordinaria la que tiene el derecho y el deber de dar a los católicos orientaciones políticas, de hacerles ver la necesidad −en el caso de que efectivamente juzgue que haya tal necesidad− de adoptar una determinada posición en los problemas de la vida pública.

Y cuando la Jerarquía interviene de esa manera, eso no es de ningún modo clericalismo. Todo católico bien formado debe saber que compete a la misión pastoral de los obispos dar criterio en cosas públicas, cuando el bien de la Iglesia lo requiera; y saben también los católicos bien formados que esa intervención corresponde únicamente, por derecho divino, a los obispos; porque sólo ellos, estando en comunión con el Romano Pontífice, tienen función pública de gobierno en la Iglesia: ya que Spiritus Sanctus posuit episcopos regere Ecclesiam Dei73, el Espíritu Santo puso a los obispos para regir la Iglesia de Dios.

Notas
70

Cfr. Ga 4,31.

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
73

Hch 20,28.

Referencias a la Sagrada Escritura