Lista de puntos

Hay 7 puntos en «Surco» cuya materia es Demonio.

Necesito prevenirte contra una argucia de “satanás” —así, ¡con minúscula!, porque no se merece más—, que intenta servirse de las circunstancias más normales, para desviarnos poco o mucho del camino que nos lleva a Dios.

Si luchas, y más aun si luchas de veras, no debes extrañarte de que sobrevenga el cansancio

o el tiempo de “marchar a contrapelo”, sin ningún consuelo espiritual ni humano. Mira lo que me escribían hace tiempo, y que recogí pensando en algunos que ingenuamente consideran que la gracia prescinde de la naturaleza: “Padre: desde hace unos días estoy con una pereza y una apatía tremendas, para cumplir el plan de vida; todo lo hago a la fuerza y con muy poco espíritu. Ruegue por mí para que pase pronto esta crisis, que me hace sufrir mucho pensando en que puede desviarme del camino”.

—Me limité a contestar: ¿no sabías que el Amor exige sacrificio? Lee despacio las palabras del Maestro “quien no toma su Cruz «cotidie» —cada día, no es digno de Mí”. Y más adelante: “no os dejaré huérfanos…”. El Señor permite esa aridez tuya, que tan dura se te hace, para que le ames más, para que confíes sólo en El, para que con la Cruz corredimas, para que le encuentres.

¡Qué poco listo parece el diablo!, me comentabas. No entiendo su estupidez: siempre los mismos engaños, las mismas falsedades…

—Tienes toda la razón. Pero los hombres somos menos listos, y no aprendemos a escarmentar en cabeza ajena… Y satanás cuenta con todo eso, para tentarnos.

Quien oculta a su Director una tentación, tiene un secreto a medias con el demonio. —Se ha hecho amigo del enemigo.

La soberbia, antes o después, acaba por humillar, cara a los demás, al hombre “más hombre”, que actúa como una marioneta vanidosa y sin cerebro, movida por los hilos que acciona satanás.

El demonio —padre de la mentira y víctima de su soberbia— intenta remedar al Señor hasta en el modo de hacer prosélitos. ¿Te has fijado?: lo mismo que Dios se vale de los hombres para salvar almas y llevarlas a la santidad, satanás se sirve de otras personas, para entorpecer esa labor y aun para perderlas. Y —no te asustes— de la misma manera que Jesús busca, como instrumentos, a los más próximos —parientes, amigos, colegas, etc.—, el demonio también intenta, con frecuencia, mover a esos seres más queridos, para inducir al mal.

Por eso, si los lazos de la sangre se convierten en ataduras, que te impiden seguir los caminos de Dios, córtalos con decisión. Y quizá tu determinación desate también a quienes estaban enredados en las mallas de Lucifer.

La táctica del tirano es conseguir que riñan entre sí los que, unidos, podrían hacerle caer. —Vieja artimaña usada por el enemigo —por el diablo y por sus corifeos—, para desbaratar muchos planes apostólicos.

A veces, pienso que los murmuradores son como pequeños endemoniados… —Porque el demonio se insinúa siempre con su espíritu maligno de crítica a Dios, o a los seguidores de Dios.

Referencias a la Sagrada Escritura