Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Surco» cuya materia es Servicio → espíritu de servicio.

Procuro dejarme la piel, para que mis hermanos pequeños “pisen blando”, como usted nos dice. ¡Hay tantas alegrías en este “pasarlas negras”!

La vida tuya es servicio, pero siempre con lealtad enteriza, sin condiciones: sólo así rendiremos como el Señor espera.

Si el Señor te ha dado una buena cualidad —o una habilidad—, no es solamente para que te deleites, o para que te pavonees, sino para desplegarla con caridad en servicio al prójimo.

—¿Y cuándo encontrarás mejor ocasión para servir que ahora, al convivir con tantas almas, que comparten tu mismo ideal?

Llegará muy alto, dicen, y asusta su futura responsabilidad. —Nadie le conoce una labor desinteresada, ni una frase oportuna, ni un escrito fecundo. —Es hombre de vida negativa. —Siempre da la impresión de que está sumergido en hondas cavilaciones, aunque es sabido que nunca cultivó ideas en las que pensar. —Tiene, en su rostro y en sus maneras, la gravedad del mulo, y eso le da fama de prudente…

—¡Llegará muy alto!, pero —me pregunto—: ¿qué podrá enseñar a los otros, cómo y en qué les servirá, si no le ayudamos a cambiar?

Existen dos maneras de llegar alto: una —cristiana—, por el esfuerzo noble y gallardo de subir para servir a los demás; y otra —pagana—, por el esfuerzo bajo e innoble de hundir al prójimo.

No me asegures que vives cara a Dios, si no te esfuerzas en vivir —siempre y en todo— con sincera y clara fraternidad cara a los hombres, a cualquier hombre.

Los “ambiciosos” —de pequeñas personales ambiciones miserables— no entienden que los amigos de Dios busquen “algo”, por servicio, y sin “ambición”.

Olvídate de ti mismo… Que tu ambición sea la de no vivir más que para tus hermanos, para las almas, para la Iglesia; en una palabra, para Dios.

En medio del júbilo de la fiesta, en Caná, sólo María advierte la falta de vino… Hasta los detalles más pequeños de servicio llega el alma si, como Ella, se vive apasionadamente pendiente del prójimo, por Dios.

Cargos… ¿Arriba o abajo? —¡Qué más te da!… Tú —así lo aseguras— has venido a ser útil, a servir, con una disponibilidad total: pórtate en consecuencia.

Cuando te cueste prestar un favor, un servicio a una persona, piensa que es hija de Dios, recuerda que el Señor nos mandó amarnos los unos a los otros.

—Más aún: ahonda cotidianamente en este precepto evangélico; no te quedes en la superficie. Saca las consecuencias —bien fácil resulta—, y acomoda tu conducta de cada instante a esos requerimientos.

El deber de la fraternidad, con todas las almas, hará que ejercites el “apostolado de las cosas pequeñas”, sin que lo noten: con afán de servicio, de modo que el camino se les muestre amable.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura