Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Surco» cuya materia es Serenidad.

¡Serenidad!, ¡audacia!

Desbarata con esas virtudes la quinta columna de los tibios, de los asustados, de los traidores.

La lealtad tiene como consecuencias la seguridad de andar por un camino recto, sin inestabilidades ni perturbaciones; y la de afirmarse en esta certidumbre: que existen el buen sentido y la dicha.

—Mira si se cumplen en tu vida de cada instante.

No niego que seas listo. Pero, el desordenado apasionamiento te lleva a obrar como tonto.

No se trata de realizar tus obligaciones apresuradamente, sino de llevarlas a término sin pausa, al paso de Dios.

Un remedio contra esas inquietudes tuyas: tener paciencia, rectitud de intención, y mirar las cosas con perspectiva sobrenatural.

Aleja enseguida de ti —¡si Dios está contigo!— el temor y la perturbación de espíritu…: evita de raíz esas reacciones, pues sólo sirven para multiplicar las tentaciones y acrecentar el peligro.

Aunque todo se hunda y se acabe, aunque los acontecimientos sucedan al revés de lo previsto, con tremenda adversidad, nada se gana turbándose. Además, recuerda la oración confiada del profeta: “el Señor es nuestro Juez, el Señor es nuestro Legislador, el Señor es nuestro Rey; El es quien nos ha de salvar”.

—Rézala devotamente, a diario, para acomodar tu conducta a los designios de la Providencia, que nos gobierna para nuestro bien.

Si —por tener fija la mirada en Dios— sabes mantenerte sereno ante las preocupaciones, si aprendes a olvidar las pequeñeces, los rencores y las envidias, te ahorrarás la pérdida de muchas energías, que te hacen falta para trabajar con eficacia, en servicio de los hombres.

Santa María es —así la invoca la Iglesia— la Reina de la paz. Por eso, cuando se alborota tu alma, el ambiente familiar o el profesional, la convivencia en la sociedad o entre los pueblos, no ceses de aclamarla con ese título: «Regina pacis, ora pro nobis!» —Reina de la paz, ¡ruega por nosotros! ¿Has probado, al menos, cuando pierdes la tranquilidad?… —Te sorprenderás de su inmediata eficacia.

Todo se arregla, menos la muerte… Y la muerte lo arregla todo.

¡No hay derecho a que te dejes impresionar por la primera o por la última conversación!

Escucha con respeto, con interés; da crédito a las personas…, pero tamiza tu juicio en la presencia de Dios.

Para ti, que tienes ese gran problema. —Si se plantea bien el asunto, es decir, con serena y responsable visión sobrenatural, la solución se encuentra siempre.

Referencias a la Sagrada Escritura