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«Conviene orar perseverantemente y no desfallecer»1. La oración, hijos, es el fundamento de toda labor sobrenatural.

Mirad a Jesucristo, que es nuestro modelo. ¿Qué hace en las grandes ocasiones? ¿Qué nos dice de Él el Santo Evangelio? Antes de iniciar su vida pública se retira «cuarenta días con cuarenta noches»2 al desierto, para rezar. Después, cuando va a escoger definitivamente a los primeros Doce, cuenta San Lucas que «pasó toda la noche haciendo oración a Dios»3. Y ante la tumba ya abierta de Lázaro, «levantando los ojos al cielo, dijo: Padre, gracias te doy porque me has oído»4. ¿Y qué hace en la intimidad de la Última Cena, en la angustia de Getsemaní, en la soledad de la Cruz? Con los brazos extendidos habla también con el Padre.

Materias
Notas
1

Lc 28,1.

2

Mt 4,2.

3

Lc 6,12.

4

Jn 11,41.

Referencias a la Sagrada Escritura
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