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Además de su gracia cuantiosa y eficaz, el Señor te ha dado la cabeza, las manos, las facultades intelectuales, para que hagas fructificar tus talentos.
Dios quiere operar milagros constantes —resucitar muertos, dar oído a los sordos, vista a los ciegos, posibilidades de andar a los cojos…—, a través de tu actuación profesional santificada, convertida en holocausto grato a Dios y útil a las almas.
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Documento imprimido desde https://escriva.org/es/forja/984/ (28/04/2024)