Lista de puntos

Hay 3 puntos en «Amigos de Dios» cuya materia es Reciedumbre.

Fortaleza, serenidad, paciencia, magnanimidad

Vamos a considerar algunas de estas virtudes humanas. Mientras yo hable, vosotros, por vuestra cuenta, mantened el diálogo con Nuestro Señor: rogadle que nos ayude a todos, que nos anime a profundizar hoy en el misterio de su Encarnación, para que también nosotros, en nuestra carne, sepamos ser entre los hombres testimonio vivo del que ha venido para salvarnos.

El camino del cristiano, el de cualquier hombre, no es fácil. Ciertamente, en determinadas épocas, parece que todo se cumple según nuestras previsiones; pero esto habitualmente dura poco. Vivir es enfrentarse con dificultades, sentir en el corazón alegrías y sinsabores; y en esta fragua el hombre puede adquirir fortaleza, paciencia, magnanimidad, serenidad.

Es fuerte el que persevera en el cumplimiento de lo que entiende que debe hacer, según su conciencia; el que no mide el valor de una tarea exclusivamente por los beneficios que recibe, sino por el servicio que presta a los demás. El fuerte, a veces, sufre, pero resiste; llora quizá, pero se bebe sus lágrimas. Cuando la contradicción arrecia, no se dobla. Recordad el ejemplo que nos narra el libro de los Macabeos: aquel anciano, Eleazar, que prefiere morir antes que quebrantar la ley de Dios. Animosamente entregaré la vida y me mostraré digno de mi vejez, dejando a los jóvenes un ejemplo noble, para morir valiente y generosamente por nuestras venerables y santas leyes7.

La naturalidad y la sencillez son dos maravillosas virtudes humanas, que hacen al hombre capaz de recibir el mensaje de Cristo. Y, al contrario, todo lo enmarañado, lo complicado, las vueltas y revueltas en torno a uno mismo, construyen un muro que impide con frecuencia oír la voz del Señor. Recordad lo que Cristo echa en cara a los fariseos: se han metido en un mundo retorcido que exige pagar diezmos de la hierbabuena, del eneldo y del comino, abandonando las obligaciones más esenciales de la ley, la justicia y la fe; se esmeran en colar todo lo que beben, para que no pase ni un mosquito, pero se tragan un camello21.

No. Ni la vida humana noble del que –sin culpa– no conoce a Jesucristo, ni la vida del cristiano deben ser raras, extrañas. Estas virtudes humanas, que estamos considerando hoy, conducen todas a la misma conclusión. Es verdaderamente hombre el que se empeña en ser veraz, leal, sincero, fuerte, templado, generoso, sereno, justo, laborioso, paciente. Comportarse así puede resultar difícil, pero nunca extraño. Si algunos se asombrasen, sería porque miran con ojos turbios, nublados por una secreta cobardía, falta de reciedumbre.

Si el cristiano lucha por adquirir estas virtudes, su alma se dispone a recibir eficazmente la gracia del Espíritu Santo: y las buenas cualidades humanas se refuerzan por las mociones que el Paráclito pone en su alma. La Tercera Persona de la Trinidad Beatísima –dulce huésped del alma24– regala sus dones: don de sabiduría, de entendimiento, de consejo, de fortaleza, de ciencia, de piedad, de temor de Dios25.

Se notan entonces el gozo y la paz26, la paz gozosa, el júbilo interior con la virtud humana de la alegría. Cuando imaginamos que todo se hunde ante nuestros ojos, no se hunde nada, porque Tú eres, Señor, mi fortaleza27. Si Dios habita en nuestra alma, todo lo demás, por importante que parezca, es accidental, transitorio; en cambio, nosotros, en Dios, somos lo permanente.

El Espíritu Santo, con el don de piedad, nos ayuda a considerarnos con certeza hijos de Dios. Y los hijos de Dios, ¿por qué vamos a estar tristes? La tristeza es la escoria del egoísmo; si queremos vivir para el Señor, no nos faltará la alegría, aunque descubramos nuestros errores y nuestras miserias. La alegría se mete en la vida de oración, hasta que no nos queda más remedio que romper a cantar: porque amamos, y cantar es cosa de enamorados.

Notas
7

2 Mac VI, 27-28.

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
21

Cfr. Mt XXIII, 23-24.

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
24

Secuencia Veni, Sancte Spiritus.

25

Cfr. Is XI, 2.

26

Cfr. Gal V, 22.

27

Ps XLII, 2.

Referencias a la Sagrada Escritura