Lista de puntos
¡Luces nuevas! —¡Qué alegría tienes porque el Señor te hizo descubrir otro Mediterráneo!
—Aprovecha esos instantes: es la hora de romper a cantar un himno de acción de gracias: y es también la hora de desempolvar rincones de tu alma, de dejar alguna rutina, de obrar más sobrenaturalmente, de evitar un posible escándalo en el prójimo...
—En una palabra: que tu agradecimiento se manifieste en un propósito concreto.
¡Qué bondad la de Cristo al dejar a su Iglesia los Sacramentos! —Son remedio para cada necesidad.
—Venéralos y queda, al Señor y a su Iglesia, muy agradecido.
¡Hay que romper a cantar!, decía un alma enamorada, después de ver las maravillas que el Señor obraba por su ministerio.
—Y yo te repito el consejo: ¡canta! Que se desborde en armonías tu agradecido entusiasmo por tu Dios.
No es falta de humildad que conozcas el adelanto de tu alma. —Así lo puedes agradecer a Dios.
—Pero no olvides que eres un pobrecito, que viste un buen traje... prestado.
¿Has presenciado el agradecimiento de los niños? —Imítalos diciendo, como ellos, a Jesús, ante lo favorable y ante lo adverso: «¡Qué bueno eres! ¡Qué bueno!...»
Esa frase, bien sentida, es camino de infancia, que te llevará a la paz, con peso y medida de risas y llantos, y sin peso y medida de Amor.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/camino/6/ (03/05/2024)