Lista de puntos

Hay 3 puntos en «Cartas I» cuya materia es Fe.

Fidelidad a la fe

A aquella muchedumbre que sigue al Señor, después de la multiplicación de los panes y los peces, Jesús le dijo: en verdad, en verdad os digo, que vosotros me buscáis, no por los milagros que habéis visto, sino porque os he dado de comer con aquellos panes hasta saciaros86. Los milagros que hace el Señor tienen esa finalidad principal: poner de manifiesto su divinidad, para que tengamos fe. Le preguntaron luego ellos: ¿qué es lo que haremos, para ejercitarnos en las obras de Dios? Respondió Jesús: la obra de Dios es que creáis en aquel que Él os ha enviado. Le dijeron: ¿pues qué milagros haces tú, para que nosotros veamos y creamos? ¿Qué cosas haces?87.

Si falta la voluntad de creer, la disposición humilde del alma, los prodigios de Dios no se ven; la inteligencia se mueve en un plano sin relieve, sin el sentido de lo sobrenatural. Por eso, cuando Jesús les habla del Pan de Vida, de la Eucaristía, ellos siguen pensando en el pan de la tierra. Le dijeron ellos: Señor, danos siempre de ese pan88. Y cuando les propone el misterio que han de creer, en sus términos precisos, sin posibilidad de eludir su contenido sobrenatural objetivo, cuando les exige el acto de fe teologal −dándoles la gracia suficiente para creer−, se produce la desbandada. Desde entonces muchos de sus discípulos dejaron de seguirle y ya no andaban con él. Por lo que dijo Jesús a los doce: vosotros ¿queréis también retiraros? Entonces Simón Pedro le respondió: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos conocido y creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios89.

Ahora pido, para vosotros y para mí, la fe de Pedro, quae per caritatem operatur90, que obra animada por la caridad. Una fe viva, inquebrantable, sin titubeos, sin atenuar su contenido, sin una sombra, operativa.

Rectificar cada día un poco

Constantes, alegres, rectificando cada día un poco, como hacen los barcos en alta mar, para llegar a puerto. Los santos han sido como nosotros: han tenido buena voluntad y la sinceridad de rectificar, en su vida interior, en su lucha: con victorias y con derrotas, que a veces son victorias; buscando el trato con Dios, que es esperanza, que es fe, que es Amor. Nuestro Dios está contento con esa lucha nuestra, que es señal cierta de que tenemos vida interior, deseo de cristiana perfección.

Recordad cuando Juan y Santiago se acercaron a Jesús y le dijeron: Maestro, quisiéramos que nos concedieses todo cuanto te pidamos. Díjoles Él: ¿qué deseáis que os conceda? Concédenos, respondieron, que en tu gloria nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda. Jesús les replicó: ¿podéis beber el cáliz que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con el que yo voy a ser bautizado? Respondieron ellos: possumus, podemos102. El camino de la Gloria pasa por las estrecheces de la muerte. ¿No sabéis que los que hemos sido bautizados en Jesucristo, lo hemos sido en virtud de su muerte? En el bautismo hemos quedado sepultados con Él, muriendo para el pecado, a fin de que así como Cristo resucitó de entre los muertos para gloria del Padre, así también procedamos nosotros según una vida nueva103.

Hijos míos, digamos con Juan y Santiago: possumus!****** Omnia possum in eo qui me confortat104; todo lo puedo en Aquel que me conforta. Llenaos de confianza, porque el que comenzó la obra, la perfeccionará105: podremos, si cooperamos, porque tenemos asegurada la fortaleza de Dios: quia tu es, Deus, fortitudo mea106.

Nuestra pedagogía se compone de afirmaciones, no de negaciones, y se reduce a dos cosas: obrar con sentido común y con sentido sobrenatural. Entre otras manifestaciones de esa pedagogía, hay una que puede expresarse así: mucha confianza en Dios, confianza en los demás, y desconfianza en nosotros mismos.

No os fiéis fácilmente del propio juicio: como el metal precioso se pone a prueba −necesita la piedra de toque−, nosotros hemos de ver si nuestro juicio es oro fino −en lo humano y en lo sobrenatural− teniendo en cuenta el parecer de los demás, especialmente de quienes tienen gracia de estado para ayudarnos. Por eso hemos de tener la buena disposición de rectificar lo que antes hayamos afirmado. Que no es una humillación rectificar: es un acto lleno de rectitud, que está dentro de aquella pedagogía sobrenatural.

El bien sobrenatural de uno solo, es mejor que el bien natural del universo entero107. Hay que pedir a Dios que ponga siempre en nuestra inteligencia esa fe y esa visión sobrenatural, que dé una jerarquía objetiva a nuestras ideas y a nuestros afectos y a nuestras obras. Hay que pedir ese criterio, porque es un don de Dios.

Notas
86

Jn 6,26.

87

Jn 6,28-30.

88

Jn 6,34.

89

Jn 6,67-70.

90

Ga 5,6.

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
102

Mc 10,35-39.

103

Rm 6,3-4.

******

Cfr. Mc 10,35-39; «possumus»: «podemos» (T. del E.).

104

Flp 4,13.

105

Flp 1,6.

106

Sal 43[42],2; «quia tu es, Deus, fortitudo mea»: «porque tú eres, oh Dios, mi fortaleza» (T. del E.).

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
107

S.Th. I-II, q. 113, a. 9 ad 2.