Lista de puntos

Hay 3 puntos en «Cartas I» cuya materia es Caridad → amistad abierta a todos.

Más aún, vamos positivamente a hacernos amigos, a ganarnos amigos para hacerlos amigos de Jesucristo. El Señor quiere servirse de nosotros −de nuestro trato con los hombres, de esta capacidad nuestra, que nos ha dado Él, de querer y de hacernos querer−, para seguir haciéndose Él amigos en la tierra; como se sirvió de Juan el Bautista para encontrar al otro Juan, el que iba a ser el amigo predilecto, el que vemos recostado en el pecho de Jesús aquella noche entrañable de la Última Cena: erat ergo recumbens unus ex discipulis eius in sinu Iesu, quem diligebat Iesus102.

Vamos a hacernos amigos entre todos nuestros compañeros de trabajo, entre todos los que viven en nuestro ambiente, aunque estén lejos de Dios; incluso os puedo decir que a éstos nos debemos acercar más, porque nos necesitan más. Nos necesitan, primero, los cristianos flojos, los que no viven de acuerdo con la fe que profesan; vamos a acercarnos a ellos con toda nuestra caridad y con toda nuestra comprensión, ofreciéndoles una amistad sincera, auténtica, humana y sobrenatural.

No os retraiga el peligro del contagio; con nuestra vida contemplativa, con la fidelidad a nuestro espíritu, a nuestras Normas y a nuestras costumbres, estamos inmunizados de sus errores y de sus ejemplos, si no son cristianos. Como los queremos con el corazón de Cristo, está Jesús entre nosotros y ellos, y acabaremos ahogando el mal en abundancia de bien.

Vos autem dixi amicos, quia omnia quaecumque audivi a Patre meo, nota feci vobis1; os he llamado amigos, porque os he hecho saber cuantas cosas oí de mi Padre. Aquí tenéis, hijas e hijos de mi alma, unas palabras de Jesucristo Señor Nuestro, que nos señalan el camino que hemos de seguir en nuestra labor apostólica. Dios nos ha llamado para llevar su doctrina a todos los rincones del mundo, para abrir los caminos divinos de la tierra, para hacer que conozcan a Jesucristo tantas inteligencias que nada saben de Él, y −al querernos en su Obra− también nos ha dado un modo apostólico de trabajar, que nos mueve a la comprensión, a la disculpa, a la caridad delicada con todas las almas.

Es el nuestro, un apostolado de amistad y de confidencia. Deseamos repetir siempre con el Espíritu Santo: ego cogito cogitationes pacis et non afflictionis2, tengo pensamientos de paz y no de aflicción, pensamientos que buscan la concordia, que tratan de conseguir un ambiente de caridad, indispensable para que la palabra de Dios arraigue en los corazones. La caridad es el vínculo de la fraternidad, el fundamento de la paz, lo que da firmeza y permanencia a la unidad; es mayor que la fe y que la esperanza; adelanta al martirio y a todas las obras; permanecerá eternamente con nosotros en el Reino de los Cielos3.

Con todas las almas, en todos los ambientes. Sembrar paz y amor

El Señor ha querido para nosotros ese espíritu, que es el suyo. ¿No veis su continuo afán por estar con la muchedumbre? ¿No os enamora contemplar cómo no rechaza a nadie? Para todos tiene una palabra, para todos abre sus labios dulcísimos; y les enseña, les adoctrina, les lleva nuevas de alegría y de esperanza, con ese hecho maravilloso, único, de un Dios que convive con los hombres.

Unas veces les habla desde la barca, mientras están sentados en la orilla; otras, en el monte, para que toda la muchedumbre oiga bien; otras veces, entre el ruido de un banquete, en la quietud del hogar, caminando entre los sembrados, sentados bajo los olivos. Se dirige a cada uno, según lo que cada uno puede entender: y pone ejemplos de redes y de peces, para la gente marinera; de semillas y de viñas, para los que trabajan la tierra; al ama de casa, le hablará de la dracma perdida; a la samaritana, tomando ocasión del agua que la mujer va a buscar al pozo de Jacob. Jesús acoge a todos, acepta las invitaciones que le hacen y −cuando no le invitan− a veces es Él quien se convida: Zachaee, festinans descende, quia hodie in domo tua oportet me manere4; Zaqueo, baja deprisa, porque conviene que hoy me hospede en tu casa.

Cristo quiere que todos los hombres se salven5, que nadie se pierda; y se apresura a dar su vida por todos, en un derroche de amor, que es holocausto perfecto. Jesús no quiere convencer por la fuerza y, estando junto a los hombres, entre los hombres, les mueve suavemente a seguirle, en busca de la verdadera paz y de la auténtica alegría.

Notas
102

Jn 13,23; «erat ergo recumbens ... quem diligebat Iesus»: «estaba recostado en el pecho de Jesús uno de los discípulos, el que Jesús amaba» (T. del E.).

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
1

Jn 15,15.

2

Cfr. Jr 29,11.

3

S. Cipriano de Cartago, De bono patientiae, 15 (CSEL 8, pp. 407-408).

Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
4

Lc 19,5.

5

1 Tm 2,4.

Referencias a la Sagrada Escritura