Lista de puntos

Hay 3 puntos en «Cartas II» cuya materia es Obra de San Rafael → sus fines específicos.

Hijas e hijos míos, al hablar de la obra de San Rafael, no podemos entender limitado este concepto a la labor con estudiantes. El apostolado de la obra de San Rafael se dirige no solo a los estudiantes, sino también a los jóvenes y a los muchachos no intelectuales, pero este trabajo no se llevará en las casas de San Rafael de los Numerarios, sino en otros Centros.

Como es lógico, todos se han de formar dentro del mismo espíritu, con líneas generales comunes y unas características propias, que son iguales para todos. Ya hemos dicho que la gente que viene a esta obra no adquiere ningún vínculo con el Opus Dei; son amigos del Opus Dei, que reúnen las mínimas condiciones de selección.

Se les ha hablado del apostolado de la Obra, y voluntariamente se han sumado a nuestro trabajo; se han unido a nosotros, para continuar siendo lo mismo que eran antes: unos estudiantes cualesquiera, unos oficinistas, unos obreros más.

Es decir, que no adquieren ningún vínculo jurídico –repito– con la obra, ni con las casas de la Obra. Esta es la razón de que lo primero que se les dice, en la primera clase a la que asisten, es que no formamos ninguna asociación; que no hay necesidad de firmar ninguna solicitud, para unirse a la tarea apostólica del Opus Dei.

Es, sin embargo, cosa clara que los que vienen a formarse junto a nosotros sienten un cambio, una sacudida interior, que hará a muchos mudar su vida; y, a todos, despertar en su conciencia la obligación de tratar de vivir como católicos consecuentes.

Sentirán, por lo menos, una atracción sincera hacia el espíritu del Opus Dei, una admiración humana –ante nuestro modo exclusivamente espiritual de enfocar y de resolver los problemas–, que servirá de base para inculcar en ellos ideas sobrenaturales, un gran amor a la libertad con responsabilidad personal, y un deseo que les lleva, al fin, a ser buenos cristianos y, quizá más tarde, a una entrega generosa al servicio de Dios como socios de su Obra.

Comprenderéis mejor la labor de San Rafael, si la consideráis con independencia de la labor de proselitismo, aunque en realidad, la obra de San Rafael y el proselitismo van siempre unidos. Pero no podemos decir que, con un muchacho o con una chica, se hace labor de San Rafael, y, con otros, proselitismo; porque con todos hacemos labor de proselitismo, sean o no de San Rafael: unos recibirán la gracia de la vocación, y otros no.

Si fijamos nuestra atención en los que tratamos como simples amigos o amigas de la obra de San Rafael, iremos descubriendo la manera de desarrollar con naturalidad nuestro apostolado con ellos: qué es lo que hemos de enseñarles, lo que de ellos esperamos y lo que ellos esperan, lo que Dios les pide.

El proselitismo para la obra de San Rafael comienza, pues, por la amistad, por el trato humano o profesional con uno de mis hijos o con una de mis hijas. Amistad y trato que los de Casa sobrenaturalizan desde el primer momento, porque es una labor de apostolado; pero exteriormente los chicos de esta obra no lo ven desde el primer día, aunque después lo irán comprendiendo y asimilando sin necesidad de ninguna declaración expresa.

Esa amistad, esa relación con uno de vosotros se amplía después, de una parte, con el afecto, con la simpatía y por la frecuencia con que acude esa persona a la casa del Opus Dei, a la que comenzó a ir y se le enseñó que debía considerar como propia, como casa suya; todo esto, claro está, se une después a una amistad con los que conoce y trata en aquel hogar nuestro.

Y de otra parte, porque nace en la gente de San Rafael una aceptación, una adhesión al espíritu del Opus Dei; y un cariño, un querer de verdad a la Obra –a la que también comienzan a considerar como suya–, con la que se van identificando poco a poco.

Notas

“con todos hacemos labor de proselitismo”: ver glosario (N. del E.).