Lista de puntos

Hay 11 puntos en «Forja» cuya materia es Mortificación → naturaleza y necesidad.

Fomenta tu espíritu de mortificación en los detalles de caridad, con afán de hacer amable a todos el camino de santidad en medio del mundo: una sonrisa puede ser, a veces, la mejor muestra del espíritu de penitencia.

Repite en tu oración personal, cuando sientas la flaqueza de la carne: ¡Señor, Cruz para este pobre cuerpo mío, que se cansa y que se subleva!

Para custodiar la santa pureza, la limpieza de vida, has de amar y de practicar la mortificación diaria.

¡Cuánto te cuesta esa mortificación que el Espíritu Santo te sugiere! Mira con detenimiento un Crucifijo…, y amarás esa expiación.

¡Clavarse en la Cruz! Esta aspiración, como luz nueva, venía a la inteligencia, al corazón y a los labios de aquella alma, muchas veces.

—¿Clavarse en la Cruz?: ¡cuánto cuesta!, se decía. Y eso que sabía muy bien el camino: agere contra! —negarse a sí mismo. Por eso suplicaba: ¡ayúdame, Señor!

Hemos de aceptar la mortificación con los mismos sentimientos que tuvo Jesucristo en su Pasión Santa.

La mortificación es premisa necesaria para todo apostolado, y para la perfecta ejecución de cada apostolado.

Para acercarte a Dios, para volar hasta Dios, necesitas las alas recias y generosas de la Oración y de la Expiación.

Amar la Cruz es saberse fastidiar gustosamente por amor de Cristo, aunque cueste y porque cuesta…: no te falta la experiencia de que resulta compatible.

No es espíritu de penitencia hacer unos días grandes mortificaciones, y abandonarlas otros.

—Espíritu de penitencia significa saberse vencer todos los días, ofreciendo cosas —grandes y pequeñas— por amor y sin espectáculo.

Tanto tendrás de santidad, cuanto tengas de mortificación por Amor.