Lista de puntos

Hay 5 puntos en «Forja» cuya materia es Pecado → lucha contra el pecado.

No te avergüence descubrir que en el corazón tienes el «fomes peccati» —la inclinación al mal, que te acompañará mientras vivas, porque nadie está libre de esa carga.

No te avergüences, porque el Señor, que es omnipotente y misericordioso, nos ha dado todos los medios idóneos para superar esa inclinación: los Sacramentos, la vida de piedad, el trabajo santificado.

—Empléalos con perseverancia, dispuesto a comenzar y recomenzar, sin desanimarte.

No puedes admirarte si sientes, en tu vida, aquel peso del que hablaba San Pablo: "veo que hay otra ley en mis miembros que es contraria a la ley de mi mente".

—Acuérdate entonces de que eres de Cristo, y vete a la Madre de Dios, que es Madre tuya: no te abandonarán.

Cuando tenemos turbia la vista, cuando los ojos pierden claridad, necesitamos ir a la luz. Y Jesucristo nos ha dicho que El es la Luz del mundo y que ha venido a curar a los enfermos.

—Por eso, que tus enfermedades, tus caídas —si el Señor las permite—, no te aparten de Cristo: ¡que te acerquen a El!

Pierdes la paz —¡y bien lo sabes!—, cuando consientes en puntos que entrañan descamino.

—¡Decídete a ser coherente y responsable!

Podemos decir, como San Agustín, que las pasiones malas nos tiran de la ropa, para abajo. Al mismo tiempo, notamos dentro del corazón deseos grandes, nobles, limpios, y hay una lucha.

—Si tú, con la gracia del Señor, pones los medios ascéticos: la búsqueda de la presencia de Dios, la mortificación —no te asustes: la penitencia—, irás adelante, tendrás paz, y alcanzarás la victoria.

Referencias a la Sagrada Escritura