Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Forja» cuya materia es Vocación cristiana  → vocación apostólica .

Hijos de Dios. —Portadores de la única llama capaz de iluminar los caminos terrenos de las almas, del único fulgor, en el que nunca podrán darse oscuridades, penumbras ni sombras.

—El Señor se sirve de nosotros como antorchas, para que esa luz ilumine… De nosotros depende que muchos no permanezcan en tinieblas, sino que anden por senderos que llevan hasta la vida eterna.

Muchos, con aire de autojustificación, se preguntan: yo, ¿por qué me voy a meter en la vida de los demás?

—¡Porque tienes obligación, como cristiano, de meterte en la vida de los otros, para servirles!

—¡Porque Cristo se ha metido en tu vida y en la mía!

Renueva cada jornada el deseo eficaz de anonadarte, de abnegarte, de olvidarte de ti mismo, de caminar «in novitate sensus», con una vida nueva, cambiando esta miseria nuestra por toda la grandeza oculta y eterna de Dios.

Si has sido elegido, llamado por el Amor de Dios, para seguirle, tienes obligación de responderle…, y tienes también el deber, no menos fuerte, de conducir, de contribuir a la santidad y al buen caminar de tus hermanos los hombres.

Ser cristiano en el mundo no significa aislarse, ¡al contrario! —Significa amar a todas las gentes, y desear encenderlas con el fuego del amor a Dios.

Los cristianos venimos a recoger, con espíritu de juventud, el tesoro del Evangelio —que siempre es nuevo—, para hacerlo llegar a todos los rincones de la tierra.

¡Qué admirablemente se acomodan a los hijos de Dios estas palabras de San Ambrosio! Habla del borrico atado con el asna, que necesitaba Jesús, para su triunfo, y comenta: "sólo una orden del Señor podía desatarlo. Lo soltaron las manos de los Apóstoles. Para un hecho semejante, se requieren un modo de vivir y una gracia especial. Sé tú también apóstol, para poder librar a los que están cautivos".

—Déjame que te glose de nuevo este texto: ¡cuántas veces, por mandato de Jesús, habremos de soltar las ligaduras de las almas, porque El las necesitará para su triunfo! Que sean de apóstol nuestras manos, y nuestras acciones, y nuestra vida… Entonces Dios nos dará también gracia de apóstol, para romper los hierros de los encadenados.

No podemos atribuirnos nunca el poder de Jesús, que pasa entre nosotros. El Señor pasa, y transforma las almas, cuando nos ponemos todos junto a El, con un solo corazón, con un solo sentir, con un solo deseo de ser buenos cristianos; pero es El, no tú, ni yo. ¡Es Cristo que pasa!

—Y además, se queda en nuestros corazones —¡en el tuyo y en el mío!—, y en nuestros sagrarios.

—Es Jesús que pasa, y Jesús que se queda. Permanece en ti, en cada uno de vosotros y en mí.

Siempre llevaba, como registro en los libros que le servían de lectura, una tira de papel con este lema, escrito en amplios y enérgicos caracteres: «Ure igne Sancti Spiritus!» —Se diría que, en lugar de escribir, grababa: ¡quema con el fuego del Espíritu Santo!

Esculpido en tu alma y encendido en tu boca y prendido en tus obras, cristiano, querría dejar yo ese fuego divino.

Los que tenemos la verdad de Cristo en el corazón hemos de meter esta verdad en el corazón, en la cabeza y en la vida de los demás. Lo contrario sería comodidad, táctica falsa.

Piénsalo de nuevo: a ti, ¿te pidió permiso Cristo para meterse en tu alma? —Te dejó la libertad de seguirle, pero te buscó El, porque quiso.

¡No te me asustes!: tú, por cristiano, tienes el derecho y el deber de provocar, en las almas, la crisis saludable de que vivan cara a Dios.

Reza así, alma de apóstol: Señor, haz que sepa "apretar" a la gente y encender a todos en hogueras de Amor, que sean el motor único de nuestras actividades.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura