Lista de puntos

Hay 8 puntos en «Forja» cuya materia es Alegría → consecuencia de la entrega.

Gozas de una alegría interior y de una paz, que no cambias por nada. Dios está aquí: no hay cosa mejor que contarle a El las penas, para que dejen de ser penas.

Narra el Evangelista que los Magos, «videntes stellam» —al ver de nuevo la estrella—, se llenaron de una gran alegría.

—Se alegran, hijo, con ese gozo inmenso, porque han hecho lo que debían; y se alegran porque tienen la seguridad de que llegarán hasta el Rey, que nunca abandona a quienes le buscan.

El Señor está en la Cruz, diciendo: Yo padezco para que mis hermanos los hombres sean felices, no sólo en el Cielo, sino también —en lo posible— en la tierra, si acatan la Santísima Voluntad de mi Padre celestial.

¿Tú piensas que en la vida se agradece un servicio prestado de mala gana? Evidentemente, no. Y hasta se llega a concluir: sería mejor que no lo hiciera.

—¿Y tú consideras que puedes servir a Dios con mala cara? ¡No! —Has de servirle con alegría, a pesar de tus miserias, que ya las quitaremos con la ayuda divina.

¿Quieres un secreto para ser feliz?: date y sirve a los demás, sin esperar que te lo agradezcan.

Darse sinceramente a los demás es de tal eficacia, que Dios lo premia con una humildad llena de alegría.

Acepta sin miedo la Voluntad de Dios; formula sin vacilaciones el propósito de edificar, toda tu vida, con lo que nos enseña y exige nuestra fe.

—De este modo, ten por cierto que, también con penas e incluso con calumnias, serás feliz, con una felicidad que te impulsará a amar a los demás, y a hacerles participar de tu alegría sobrenatural.

En esta forja de dolor que acompaña la vida de todas las personas que aman, el Señor nos enseña que quien pisa sin miedo —aunque cueste— donde pisa el Maestro, encuentra la alegría.

Referencias a la Sagrada Escritura