Lista de puntos

Hay 11 puntos en «Forja» cuya materia es Contradicciones → actitud ante las contradicciones.

Si no hay dificultades, las tareas no tienen gracia humana…, ni sobrenatural. —Si, al clavar un clavo en la pared, no encuentras oposición, ¿qué podrás colgar ahí?

"Oyendo esto —que ha venido a la tierra el Rey—, Herodes se turbó, y con él toda Jerusalén".

¡Es la vida cotidiana! Esto mismo sucede ahora: ante la grandeza de Dios, que se manifiesta de mil modos, no faltan personas —incluso constituidas en autoridad— que se turban. Porque… no aman del todo a Dios; porque no son personas que desean encontrarle de veras; porque no quieren seguir sus inspiraciones, y se hacen obstáculo en el camino divino.

—Estáte prevenido, sigue trabajando, no te preocupes, busca al Señor, reza…, y El triunfará.

Hijo, te decía seguro: para pegar nuestra "locura" a otros apóstoles, no se me ocultan los "obstáculos" que encontraremos. Algunos podrán parecer insuperables…, mas «inter medium montium pertransibunt aquæ» —las aguas pasarán a través de las montañas: el espíritu sobrenatural y el ímpetu de nuestro celo horadarán los montes, y superaremos esos obstáculos.

¿Eres capaz de pasar por esas humillaciones, que te pide Dios, en cosas que no tienen importancia, que no obscurecen la verdad? —¿No?: ¡entonces no amas la virtud de la humildad!

Cuando recibas algún golpe fuerte, alguna Cruz, no debes apurarte. Por el contrario, con rostro alegre, debes dar gracias al Señor.

¡Cómo duelen los desprecios, aunque la voluntad esté en quererlos!

—No te extrañes: ofréceselos a Dios.

«In silentio et in spe erit fortitudo vestra» —en el silencio y en la esperanza residirá vuestra fortaleza…, asegura el Señor a los suyos. Callar y confiar: dos armas fundamentales en el momento de la adversidad, cuando se te nieguen los remedios humanos.

El sufrimiento soportado sin queja —mira a Jesús en su Santa Pasión y Muerte— da también la medida del amor.

Considera el bien que han hecho a tu alma los que, durante tu vida, te han fastidiado o han tratado de fastidiarte.

—Otros llaman enemigos a estas gentes. Tú, tratando de imitar a los santos, siquiera en esto, y siendo muy poca cosa para tener o haber tenido enemigos, llámales "bienhechores". Y resultará que, a fuerza de encomendarlos a Dios, les tendrás simpatía.

Hijo, óyeme bien: tú, feliz cuando te maltraten y te deshonren; cuando mucha gente se alborote y se ponga de moda escupir sobre ti, porque eres «omnium peripsema» —como basura para todos…

—Cuesta, cuesta mucho. Es duro, hasta que —por fin— un hombre se acerca al Sagrario, se ve considerado como toda la porquería del mundo, como un pobre gusano, y dice de verdad: "Señor, si Tú no necesitas mi honra, ¿yo, para qué la quiero?"

Hasta entonces, no sabe el hijo de Dios lo que es ser feliz: hasta llegar a esa desnudez, a esa entrega, que es entrega de amor, pero fundamentada en la mortificación, en el dolor.

Fortalece tu espíritu con la penitencia, de tal manera que, cuando llegue la contradicción, nunca te desalientes.

Cuando tengas alguna necesidad, alguna contradicción —pequeña o grande—, invoca a tu Angel de la Guarda, para que la resuelva con Jesús o te haga el servicio de que se trate en cada caso.

Referencias a la Sagrada Escritura
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