Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Forja» cuya materia es Corazón → tener corazón .

El Señor —Maestro de Amor— es un amante celoso que pide todo lo nuestro, todo nuestro querer. Espera que le ofrezcamos lo que tenemos, siguiendo el camino que a cada uno nos ha marcado.

Hay que amar a Dios, porque el corazón está hecho para amar. Por eso, si no lo ponemos en Dios, en la Virgen, Madre nuestra, en las almas…, con un afecto limpio, el corazón se venga…, y se convierte en una gusanera.

Hay corazones duros, pero nobles, que —al acercarse al calor del Corazón de Jesucristo— se derriten como el bronce en lágrimas de amor, de desagravio. ¡Se encienden!

En cambio, los tibios tienen el corazón de barro, de carne miserable… y se resquebrajan. Son polvo. Dan pena.

Di conmigo: ¡Jesús nuestro, lejos de nosotros la tibieza! ¡Tibios, no!

Somos enamorados del Amor. Por eso, el Señor no nos quiere secos, tiesos, como una cosa sin vida: ¡nos quiere impregnados de su cariño!

Contéstate: ¿cuántas veces al día te pide tu voluntad que pongas el corazón en Dios, para entregarle tus afectos y tus obras?

Buena medida para comprobar la intensidad y la calidad de tu amor.

No tengas miedo de querer a las almas, por El; y no te importe querer todavía más a los tuyos, siempre que queriéndoles tanto, a El le quieras millones de veces más.

Si de verdad deseas que tu corazón reaccione de un modo seguro, yo te aconsejo que te metas en una Llaga del Señor: así le tratarás de cerca, te pegarás a El, sentirás palpitar su Corazón…, y le seguirás en todo lo que te pida.

Comprensión, caridad real. Cuando de veras la hayas conseguido, tendrás el corazón grande con todos, sin discriminaciones, y vivirás —también con los que te han maltratado— el consejo de Jesús: "venid a mí todos los que andáis agobiados…, que Yo os aliviaré".

Trata con cariño a los que ignoran las cosas de Dios. Pero con más razón has de tratar así a quienes las conocen: sin esto, no puedes cumplir lo anterior.

Jesús hará que tomes a todos los que tratas un cariño grande, que en nada empañará el que a El le tienes. Al contrario: cuanto más quieras a Jesús, más gente cabrá en tu corazón.

Al acercarse más la criatura a Dios, más universal se siente: se agranda su corazón, para que quepan todos y todo, en el único gran deseo de poner el universo a los pies de Jesús.

Al oír hablar de labores de almas en tierras lejanas, ¡cómo les brillaban los ojos! Daba la impresión de que estaban dispuestos a saltar el océano de un brinco. Y es que el mundo es muy pequeño, cuando el Amor es grande.

Referencias a la Sagrada Escritura