Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Camino» cuya materia es Corazón → tener corazón .

No tengas espíritu pueblerino. —Agranda tu corazón, hasta que sea universal, «católico».

No vueles como un ave de corral, cuando puedes subir como las águilas.

Tu inteligencia está torpe, inactiva: haces esfuerzos inútiles para coordinar las ideas en la presencia del Señor: ¡un verdadero atontamiento!

No te esfuerces, ni te preocupes. —Óyeme bien: es la hora del corazón.

Frente de Madrid. Una veintena de oficiales en noble y alegre camaradería. Se oye una canción, y después otra y más.

Aquel tenientillo del bigote moreno sólo oyó la primera:

Corazones partidos

yo no los quiero;

y si le doy el mío,

lo doy entero.

«¡Qué resistencia a dar mi corazón entero!» —Y la oración brotó, en cauce manso y ancho.

El corazón, a un lado. Primero, el deber. —Pero, al cumplir el deber, pon en ese cumplimiento el corazón: que es suavidad.

Misionero. —Sueñas con ser misionero. Tienes vibraciones a lo Xavier: y quieres conquistar para Cristo un imperio. —¿El Japón, China, la India, Rusia..., los pueblos fríos del norte de Europa, o América, o África, o Australia?

—Fomenta esos incendios en tu corazón, esas hambres de almas. Pero no me olvides que eres más misionero «obedeciendo». Lejos geográficamente de esos campos de apostolado, trabajas «aquí» y «allí»: ¿no sientes —¡como Xavier!— el brazo cansado después de administrar a tantos el bautismo?

Ser «católico» es amar a la Patria, sin ceder a nadie mejora en ese amor. Y, a la vez, tener por míos los afanes nobles de todos los países. ¡Cuántas glorias de Francia son glorias mías! Y, lo mismo, muchos motivos de orgullo de alemanes, de italianos, de ingleses..., de americanos y asiáticos y africanos son también mi orgullo.

—¡Católico!: corazón grande, espíritu abierto.

Cuanto más cerca está de Dios el apóstol, se siente más universal: se agranda el corazón para que quepan todos y todo en los deseos de poner el universo a los pies de Jesús.

La indiferencia no es tener el corazón seco... como Jesús no lo tuvo.

Me explico el sufrimiento tuyo cuando en medio de tu forzosa inactividad consideras la tarea que falta por hacer. —No te cabe el corazón en el planeta, y tiene que amoldarse... a una labor oficial minúscula.

Pero, ¿para cuándo dejamos el «fiat»?...

No me hagáis «capillitas» dentro de vuestro trabajo.—Sería empequeñecer los apostolados: porque, si la «capillita» llega, ¡por fin!, al gobierno de una empresa universal... ¡qué pronto la empresa universal acaba en capillita!

Alégrate, si ves que otros trabajan en buenos apostolados. —Y pide, para ellos, gracia de Dios abundante y correspondencia a esa gracia.

Después, tú, a tu camino: persuádete de que no tienes otro.

Es mal espíritu el tuyo si te duele que otros trabajen por Cristo sin contar con tu labor. —Acuérdate de este pasaje de San Marcos: «Maestro: hemos visto a uno que andaba lanzando demonios en tu nombre, que no es de nuestra compañía, y se lo prohibimos. No hay para qué prohibírselo, respondió Jesús, puesto que ninguno que haga milagros en mi nombre, podrá luego hablar mal de mí. Que quien no es contrario vuestro, de vuestro partido es».

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura