Lista de puntos
Nuestra vida —la de los cristianos— ha de ser así de vulgar: procurar hacer bien, todos los días, las mismas cosas que tenemos obligación de vivir; realizar en el mundo nuestra misión divina, cumpliendo el pequeño deber de cada instante.
—Mejor: esforzándonos por cumplirlo, porque a veces no lo conseguiremos y, al venir la noche, en el examen, tendremos que decir al Señor: no te ofrezco virtudes; hoy sólo puedo ofrecerte defectos, pero —con tu gracia— llegaré a llamarme vencedor.
Cuando las santas mujeres llegaron al sepulcro, repararon en que la piedra estaba apartada.
¡Esto pasa siempre!: cuando nos decidimos a hacer lo que debemos, las dificultades se superan fácilmente.
La devoción sincera, el verdadero amor a Dios, lleva al trabajo, al cumplimiento —aunque cueste— del deber de cada día.
Con tu cumplimiento gustoso y generoso del deber, logras también abundante gracia del Señor para otras almas.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/book-subject/forja/823/ (02/05/2024)