Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Surco» cuya materia es Fe → fe viva y operativa.

Muchas veces te preguntas por qué almas, que han tenido la dicha de conocer al verdadero Jesús desde niños, vacilan tanto en corresponder con lo mejor que poseen: su vida, su familia, sus ilusiones.

Mira: tú, precisamente porque has recibido “todo” de golpe, estás obligado a mostrarte muy agradecido al Señor; como reaccionaría un ciego que recobrara la vista de repente, mientras a los demás ni siquiera se les ocurre que han de dar gracias porque ven.

Pero… no es suficiente. A diario, has de ayudar a los que te rodean, para que se comporten con gratitud por su condición de hijos de Dios. Si no, no me digas que eres agradecido.

Algunos llaman imprudencia y atrevimiento a la fe y a la confianza en Dios.

¡Es una locura confiar en Dios…!, dicen. —¿Y no es más locura confiar en sí mismo, o en los demás hombres?

Tengamos la valentía de vivir pública y constantemente conforme a nuestra santa fe.

Otro hombre de fe me escribía: “cuando por necesidad se está aislado, se nota perfectamente la ayuda de los hermanos. Al considerar que ahora todo he de soportarlo «solo», muchas veces pienso que, si no fuese por esa «compañía que nos hacemos desde lejos» —¡la bendita Comunión de los Santos!—, no podría conservar este optimismo, que me llena”.

Tu fe es demasiado poco operativa: se diría que es de beato, más que de hombre que lucha por ser santo.

La fe es un requisito imprescindible en el apostolado, que muchas veces se manifiesta en la constancia para hablar de Dios, aunque tarden en venir los frutos.

Si perseveramos, si insistimos bien convencidos de que el Señor lo quiere, también a tu alrededor, por todas partes, se apreciarán señales de una revolución cristiana: unos se entregarán, otros se tomarán en serio su vida interior, y otros —los más flojos— quedarán al menos alertados.

La reja que rotura y abre el surco, no ve la semilla ni el fruto.

Los que no quieren entender que la fe exige servicio a la Iglesia y a las almas, tarde o temprano invierten los términos, y acaban por servirse de la Iglesia y de las almas, para sus fines personales.

“No se enciende la luz para ponerla debajo de un celemín, sino sobre un candelero, a fin de que alumbre a todos los de la casa; brille así vuestra luz ante los hombres, de manera que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Y, al final de su paso por la tierra, manda: «euntes docete» —id y enseñad. Quiere que su luz brille en la conducta y en las palabras de sus discípulos, en las tuyas también.

Si los cristianos viviéramos de veras conforme a nuestra fe, se produciría la más grande revolución de todos los tiempos… ¡La eficacia de la corredención depende también de cada uno de nosotros! —Medítalo.

No me seas “teórico”: han de ser nuestras vidas, cada jornada, las que conviertan esos ideales grandiosos en una realidad cotidiana, heroica y fecunda.

Referencias a la Sagrada Escritura