Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Forja» cuya materia es Fe → fe viva y operativa.

Tú quieres pisar sobre las huellas de Cristo, vestirte de su vestidura, identificarte con Jesús: pues que tu fe sea operativa y sacrificada, con obras de servicio, echando fuera lo que estorba.

Lázaro resucitó porque oyó la voz de Dios: y enseguida quiso salir de aquel estado. Si no hubiera "querido" moverse, habría muerto de nuevo.

Propósito sincero: tener siempre fe en Dios; tener siempre esperanza en Dios; amar siempre a Dios…, que nunca nos abandona, aunque estemos podridos como Lázaro.

Nos falta fe. El día en que vivamos esta virtud —confiando en Dios y en su Madre—, seremos valientes y leales. Dios, que es el Dios de siempre, obrará milagros por nuestras manos.

—¡Dame, oh Jesús, esa fe, que de verdad deseo! Madre mía y Señora mía, María Santísima, ¡haz que yo crea!

Si hay montes, obstáculos, incomprensiones, trapisondas, que satanás quiere y el Señor permite, has de tener fe, fe con obras, fe con sacrificio, fe con humildad.

Ante la aparente esterilidad del apostolado, te asaltan las vanguardias de una oleada de desaliento, que tu fe rechaza con firmeza… —Pero te das cuenta de que necesitas más fe, humilde, viva y operativa.

Tú, que deseas la salud de las almas, grita como el padre de aquel muchacho enfermo, poseído por el diablo: «Domine, adiuva incredulitatem meam!» —¡Señor, ayuda mi incredulidad!

No lo dudes: se repetirá el milagro.

Vive la fe, alegre, pegado a Jesucristo. —Amale de verdad —¡de verdad, de verdad!—, y serás protagonista de la gran Aventura del Amor, porque estarás cada día más enamorado.

No tiene fe "viva" el que no tiene entrega actual a Jesucristo.

Pensar en la Muerte de Cristo se traduce en una invitación a situarnos ante nuestro quehacer cotidiano, con absoluta sinceridad, y a tomarnos en serio la fe que profesamos.

Ha de ser una ocasión de ahondar en la hondura del Amor de Dios, para poder así —con la palabra y con las obras— mostrarlo a los hombres.

Te crecías ante las dificultades del apostolado, orando así: "Señor, Tú eres el de siempre. Dame la fe de aquellos varones que supieron corresponder a tu gracia y que obraron —en tu Nombre— grandes milagros, verdaderos prodigios…" —Y concluías: "sé que los harás; pero, también me consta que quieres que se te pidan, que quieres que te busquemos, que llamemos fuertemente a las puertas de tu Corazón".

—Al final, renovaste tu decisión de perseverar en la oración humilde y confiada.

A veces se presenta un porvenir inmediato lleno de preocupaciones, si perdemos la visión sobrenatural de los sucesos.

—Por lo tanto, hijo, fe entonces…, y más obras. Así es seguro que nuestro Padre-Dios seguirá dando solución a tus problemas.

El optimismo cristiano no es un optimismo dulzón, ni tampoco una confianza humana en que todo saldrá bien.

Es un optimismo que hunde sus raíces en la conciencia de la libertad y en la seguridad del poder de la gracia; un optimismo que lleva a exigirnos a nosotros mismos, a esforzarnos por corresponder en cada instante a las llamadas de Dios.

Examina con sinceridad tu modo de seguir al Maestro. Considera si te has entregado de una manera oficial y seca, con una fe que no tiene vibración; si no hay humildad, ni sacrificio, ni obras en tus jornadas; si no hay en ti más que fachada y no estás en el detalle de cada instante…, en una palabra, si te falta Amor.

Si es así, no puede extrañarte tu ineficacia. ¡Reacciona enseguida, de la mano de Santa María!

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura