Lista de puntos

Hay 7 puntos en «Surco» cuya materia es Respetos humanos  → en la labor apostólica .

Cuando está en juego la defensa de la verdad, ¿cómo se puede desear no desagradar a Dios y, al mismo tiempo, no chocar con el ambiente? Son cosas antagónicas: ¡o lo uno o lo otro! Es preciso que el sacrificio sea holocausto: hay que quemarlo todo…, hasta el “qué dirán”, hasta eso que llaman reputación.

¡Qué claramente veo ahora que la “santa desvergüenza” tiene su raíz, muy honda, en el Evangelio! Cumple la Voluntad de Dios…, acordándote de Jesús difamado, de Jesús escupido y abofeteado, de Jesús llevado ante los tribunales de hombrecillos…, ¡¡y de Jesús callado!! —Propósito: abajar la frente a los ultrajes y —contando también con las humillaciones que, sin duda, vendrán— proseguir la tarea divina, que el Amor Misericordioso de Nuestro Señor ha querido encomendarnos.

Asusta el daño que podemos producir, si nos dejamos arrastrar por el miedo o la vergüenza de mostrarnos como cristianos en la vida ordinaria.

Hay algunos que, cuando hablan de Dios,

o del apostolado, parece como si sintieran la necesidad de defenderse. Quizá porque no han descubierto el valor de las virtudes humanas y, en cambio, les sobra deformación espiritual y cobardía.

Es inútil pretender agradar a todos. Descontentos, gente que proteste, siempre habrá. Mira cómo lo resume la sabiduría popular: “cuando va bien a los corderos, va mal a los lobos”.

No te conduzcas como ésos que se asustan ante un enemigo que sólo tiene la fuerza de su “voz agresiva”.

No te lanzas a trabajar en esa empresa sobrenatural, porque —así lo dices tú— tienes miedo a no saber agradar, a hacer una gestión desafortunada. —Si pensaras más en Dios, esas sinrazones desaparecerían.

Referencias a la Sagrada Escritura