Lista de puntos

Hay 10 puntos en «Surco» cuya materia es Respetos humanos  → para practicar la fe.

Algunos llaman imprudencia y atrevimiento a la fe y a la confianza en Dios.

¡Es una locura confiar en Dios…!, dicen. —¿Y no es más locura confiar en sí mismo, o en los demás hombres?

Me escribes que te has llegado, por fin, al confesonario, y que has probado la humillación de tener que abrir la cloaca —así dices— de tu vida ante “un hombre”.

—¿Cuándo arrancarás esa vana estimación que sientes de ti mismo? Entonces, irás a la confesión gozoso de mostrarte como eres, ante “ese hombre” ungido —otro Cristo, ¡el mismo Cristo!—, que te da la absolución, el perdón de Dios.

Tengamos la valentía de vivir pública y constantemente conforme a nuestra santa fe.

No podemos ser sectarios, me decían con aire de ecuanimidad, ante la firmeza de la doctrina de la Iglesia.

Después, cuando les hice ver que quien tiene la Verdad no es sectario, comprendieron su equivocación.

Para convencerse de que resulta ridículo tomar la moda como principio de conducta, basta mirar algunos retratos antiguos.

Me gusta que ames las procesiones, todas las manifestaciones externas de nuestra Madre la Iglesia Santa, para dar a Dios el culto debido…, ¡y que las vivas!

«Ego palam locutus sum mundo»: Yo he predicado públicamente delante de todo el mundo, responde Jesús a Caifás, cuando se acerca el momento de dar su Vida por nosotros.

—Y, sin embargo, hay cristianos que se avergüenzan de manifestar «palam» —patentemente— veneración al Señor.

Cuando se ha producido la desbandada apostólica y el pueblo embravecido rompe sus gargantas en odio hacia Jesucristo, Santa María sigue de cerca a su Hijo por las calles de Jerusalén. No le arredra el clamor de la muchedumbre, ni deja de acompañar al Redentor mientras todos los del cortejo, en el anonimato, se hacen cobardemente valientes para maltratar a Cristo.

Invócala con fuerza: «Virgo fidelis!» —¡Virgen fiel!, y ruégale que los que nos decimos amigos de Dios lo seamos de veras y a todas las horas.

A veces considero que unos pocos enemigos de Dios y de su Iglesia viven del miedo de muchos buenos, y me lleno de vergüenza.

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura