Lista de puntos

Hay 18 puntos en «Surco» cuya materia es Veracidad → fidelidad y amor a la verdad.

Hay quienes yerran por flaqueza —por la fragilidad del barro con que estamos hechos—, pero se mantienen íntegros en la doctrina.

Son los mismos que, con la gracia de Dios, demuestran la valentía y la humildad heroicas de confesar su yerro, y de defender —con ahínco— la verdad.

¡Cómo yerran padres, maestros, directores… que exigen sinceridad absoluta y, cuando se les muestra toda la verdad, se asustan!

Hacías tu oración delante de un Crucifijo, y tomaste esta decisión: más vale sufrir por la verdad, que la verdad tenga que sufrir por mí.

Aseguras que tienes mucho respeto a la verdad… ¿Por eso te colocas siempre a tan “respetuosa” distancia?

Encontrarás gentes a las que, por su obtusa tozudez, podrás difícilmente persuadir… Pero, fuera de esos casos, merece la pena aclarar las discordancias, y aclararlas con toda la paciencia que haga falta.

Algunos no oyen —no desean oír— más que las palabras que llevan en su cabeza.

Para tantos, la comprensión que exigen a los demás consiste en que todos se pasen a su partido.

¿Por qué miras, y oyes, y lees, y hablas con intención bajuna, y tratas de recoger lo “malo” que reside, no en la intención de los demás, sino sólo en tu alma?

¿Que bastantes difaman y murmuran de aquella empresa apostólica?… —Pues, en cuanto tú proclames la verdad, por lo menos ya habrá uno que no criticará.

Con la polémica agresiva, que humilla, raramente se resuelve una cuestión. Y, desde luego, nunca se alcanza esclarecimiento cuando, entre los que disputan, hay un fanático.

¿Te molesta que insista, del mismo modo, en las mismas cosas esenciales?, ¿que no tenga en cuenta esas corrientes en boga? —Mira; de igual manera se ha definido en los siglos la línea recta, porque es la más clara y breve. Otra definición resultaría más oscura y complicada.

La mentira tiene muchas facetas: reticencia, cabildeo, murmuración… —Pero es siempre arma de cobardes.

Responde a ese murmurador: ya se lo contaré o hablaré con el interesado.

Para ti, todavía joven y que acabas de emprender el camino, este consejo: como Dios se lo merece todo, procura destacar profesionalmente, para que puedas después propagar tus ideas con mayor eficacia.

“No se enciende la luz para ponerla debajo de un celemín, sino sobre un candelero, a fin de que alumbre a todos los de la casa; brille así vuestra luz ante los hombres, de manera que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Y, al final de su paso por la tierra, manda: «euntes docete» —id y enseñad. Quiere que su luz brille en la conducta y en las palabras de sus discípulos, en las tuyas también.

No te asustes ni te asombres, ante la cerrazón de algunos. Nunca dejará de haber fatuos que esgriman, con alardes de cultura, el arma de su ignorancia.

No se puede tolerar que nadie, ni aun con buen fin, falsee la historia o la vida. —Pero supone una gran equivocación levantar un pedestal a los enemigos de la Iglesia, que han gastado sus días en esa persecución. Convéncete: la verdad histórica no padece, porque un cristiano no colabore a construir un pedestal, que no debe existir: ¿desde cuándo el odio se ha colocado como modelo?

Razonan que, en nombre de la caridad, proceden con delicadeza y comprensión, ante los que atropellan.

—Ruego a Dios que esa delicadeza y esa comprensión no sean el camuflaje de… sus respetos humanos, ¡de su comodidad!, para permitir que cometan el mal. Porque entonces… su delicadeza y su comprensión sólo serían complicidad en la ofensa a Dios.

Referencias a la Sagrada Escritura