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Y ¿por qué debemos orar siempre? Nos lo dice el Señor con Jeremías: «Orabitis me, et ego exaudiam vos»8. Siempre que acudáis a mí, siempre que hagáis oración, Yo os escucharé. «Exaudi, Domine, vocem meam»9. Yo estaré con mi oído atento. El mismo Cristo Jesús, que es nuestro modelo, llama al Padre. Él, que estaba unidísimo –es imposible separarle del Padre y del Espíritu Santo–, ¿veis cómo levanta el corazón a su Padre, antes de cada milagro? Y cuando iba a escoger los primeros discípulos, pasó la noche en oración, «pernoctans in oratione»10.

Por lo tanto debemos orar y orar siempre: son dos propósitos de esta noche. ¿Y cómo vamos a orar? Orar con acción de gracias. Demos gracias a Dios Padre, demos gracias a Jesús, que se hizo niño por nuestros pecados; que se abandonó, sufriendo en Belén y en la Cruz con los brazos abiertos, extendidos, con gesto de Sacerdote Eterno. A mí no me gusta ver una imagen de Jesucristo encogida en la Cruz, encrespado, como rabioso. ¡Eso no es! Padecía como hombre por nuestros pecados, y sentía todos los dolores: de los azotes, de la coronación de espinas, y de las bofetadas, y de la burla… Pero está en la Cruz, con la dignidad de Sacerdote Eterno, sin padre ni madre, sin genealogía. Allí se entrega, sufriendo por amor. Le doy gracias porque por Él, con Él y en Él, yo me puedo llamar hijo de Dios. Este es otro punto que hay que considerar: la acción de gracias, a pesar de nuestras miserias, a pesar de nuestros pecados.

Y también la petición. ¿Qué hemos de pedir? ¿Qué pide un niño a su padre? Papá…, ¡la luna!: cosas absurdas. «Pedid y recibiréis, llamad y se os abrirá»11. ¿Qué no podemos pedir a Dios? A nuestros padres les hemos pedido todo. Pedid la luna y os la dará; pedidle sin miedo todo lo que queráis. Él siempre os lo dará, de una manera o de otra. Pedid con confianza. «Quærite primum regnum Dei…»12. Buscad primero lo que es para gloria de Dios y lo que es de justicia para las almas, lo que las une, lo que las eleva, lo que las hermana. ¡Y todo lo demás nos lo dará Él por añadidura!

Hijos míos, yo he terminado. No he dicho nada mío. Todo está en la Sagrada Escritura: es espíritu de Jesucristo, y Él lo ha querido para su Obra.

Que tengáis buena Pascua de Navidad, como dicen en mi tierra. Que Dios os bendiga. Ahora, antes de marchar, os doy la bendición.

Notas
8

Cfr. Jr 29,12.

9

Sal 27[26],7.

10

Lc 6,12.

11

Mt 7,7.

12

Cfr. Mt 6,33.

Referencias a la Sagrada Escritura
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