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Acabaremos con un texto del Apóstol: «Æmulamini autem charismata meliora»10; aspirad a los dones mejores, constantemente. Hijos míos, vosotros y yo queremos portarnos bien, como agrada al Señor. Y, si a veces las cosas nos salen un poco mal, no importa: luchemos, porque la santidad está en la lucha.
«Æmulamini charismata meliora»: aspirad a cosas mejores, más gratas a Dios. No os conforméis con lo que sois delante de Dios; pedidle con humildad, a través de la Omnipotencia suplicante de la Virgen Santísima, que Él y el Padre nos envíen el Espíritu Santo, que de ellos procede; que con sus dones, especialmente con el don de Sabiduría, nos haga discernir prontamente para saber siempre qué es lo que va y qué es lo que no va. Nosotros, como somos viatores, queremos dedicarnos a lo que va y evitar lo que no va.
Guardad estos puntos de meditación en la cabeza y en el corazón; os harán mucho bien. «Æmulamini charismata meliora!». ¡Más, de cara a Dios! ¡Más amor, más espíritu de sacrificio! Nuestras madres no se lamentan de la abnegación que han derrochado por causa nuestra; y nosotros no podemos quejarnos de gustar un poquito de la Cruz del Señor: porque ya no es un patíbulo, sino un trono triunfador.
Invocad al Espíritu Santo y que Dios os bendiga.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/en-dialogo-con-el-se%C3%B1or/70/ (05/05/2024)