Lista de puntos

Hay 10 puntos en «Camino» cuya materia es Santidad → condición de eficacia.

No dudo de tu rectitud. —Sé que obras en la presencia de Dios. Pero, ¡hay un pero!: tus acciones las presencian o las pueden presenciar hombres que juzguen humanamente... Y es preciso darles buen ejemplo.

Estudiante: fórmate en una piedad sólida y activa, destaca en el estudio, siente anhelos firmes de apostolado profesional. —Y yo te prometo, con ese vigor de tu formación religiosa y científica, prontas y dilatadas expansiones.

¡Muy honda es tu caída! —Comienza los cimientos desde ahí abajo. —Sé humilde. —«Cor contritum et humiliatum, Deus, non despicies». —No despreciará Dios un corazón contrito y humillado.

¡Caudillos!... Viriliza tu voluntad para que Dios te haga caudillo. ¿No ves cómo proceden las malditas sociedades secretas? Nunca han ganado a las masas. —En sus antros forman unos cuantos hombres-demonios que se agitan y revuelven a las muchedumbres, alocándolas, para hacerlas ir tras ellos, al precipicio de todos los desórdenes... y al infierno. —Ellos llevan una simiente maldecida.

Si tú quieres..., llevarás la Palabra de Dios, bendita mil y mil veces, que no puede faltar. Si eres generoso..., si correspondes, con tu santificación personal, obtendrás la de los demás: el reinado de Cristo: que «omnes cum Petro ad Jesum per Mariam».

¡Galopar, galopar!... ¡Hacer, hacer!... Fiebre, locura de moverse... Maravillosos edificios materiales...

Espiritualmente: tablas de cajón, percalinas, cartones repintados... ¡galopar!, ¡hacer! —Y mucha gente corriendo: ir y venir.

Es que trabajan con vistas al momento de ahora: «están» siempre «en presente». —Tú... has de ver las cosas con ojos de eternidad, «teniendo en presente» el final y el pasado...

Quietud. —Paz. —Vida intensa dentro de ti. Sin galopar, sin la locura de cambiar de sitio, desde el lugar que en la vida te corresponde, como una poderosa máquina de electricidad espiritual, ¡a cuántos darás luz y energía!..., sin perder tu vigor y tu luz.

Tú eres sal, alma de apóstol. —«Bonum est sal» —la sal es buena, se lee en el Santo Evangelio, «si autem sal evanuerit» —pero si la sal se desvirtúa..., nada vale, ni para la tierra, ni para el estiércol; se arroja fuera como inútil.

Tú eres sal, alma de apóstol. —Pero, si te desvirtúas...

Alma de apóstol: primero, tú. —Ha dicho el Señor, por San Mateo: «Muchos me dirán en el día del juicio: ¡Señor, Señor!, ¿pues no hemos profetizado en tu nombre y lanzado en tu nombre los demonios y hecho muchos milagros? Entonces yo les protestaré: jamás os he conocido por míos; apartaos de mí, operarios de la maldad».

No suceda —dice San Pablo— que habiendo predicado a los otros, yo vaya a ser reprobado.

Si queréis entregaros a Dios en el mundo, antes que sabios —ellas no hace falta que sean sabias: basta que sean discretas1— habéis de ser espirituales, muy unidos al Señor por la oración: habéis de llevar un manto invisible que cubra todos y cada uno de vuestros sentidos y potencias: orar, orar y orar; expiar, expiar y expiar.

Es preciso que seas «hombre de Dios», hombre de vida interior, hombre de oración y de sacrificio. —Tu apostolado debe ser una superabundancia de tu vida «para adentro».

Es inútil que te afanes en tantas obras exteriores si te falta Amor. —Es como coser con una aguja sin hilo.

¡Qué pena, si al final hubieras hecho «tu» apostolado y no «su» Apostolado!

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura
Notas
1

Cuando este libro fue escrito, en España las mujeres con estudios superiores eran la excepción, aunque el autor ya por entonces impulsaba a las que trataba a que, si se sentían atraídas por la vocación universitaria, la siguieran.