Lista de puntos

Hay 12 puntos en «Camino» cuya materia es Voluntad de Dios.

Esta es la llave para abrir la puerta y entrar en el Reino de los Cielos: «qui facit voluntatem Patris mei qui in coelis est, ipse intrabit in regnum coelorum» —el que hace la voluntad de mi Padre..., ¡ese entrará!

De que tú y yo nos portemos como Dios quiere —no lo olvides— dependen muchas cosas grandes.

Nosotros somos piedras, sillares, que se mueven, que sienten, que tienen una libérrima voluntad.

Dios mismo es el cantero que nos quita las esquinas, arreglándonos, modificándonos, según Él desea, a golpe de martillo y de cincel.

No queramos apartarnos, no queramos esquivar su Voluntad, porque, de cualquier modo, no podremos evitar los golpes. —Sufriremos más e inútilmente, y, en lugar de la piedra pulida y dispuesta para edificar, seremos un montón informe de grava que pisarán las gentes con desprecio.

¿Resignación?... ¿Conformidad?... ¡Querer la Voluntad de Dios!

La aceptación rendida de la Voluntad de Dios trae necesariamente el gozo y la paz: la felicidad en la Cruz. —Entonces se ve que el yugo de Cristo es suave y que su carga no es pesada.

¡Paz, paz!, me dices. —La paz es... para los hombres de «buena» voluntad.

Un razonamiento que lleva a la paz y que el Espíritu Santo da hecho a los que quieren la Voluntad de Dios: «Dominus regit me, et nihil mihi deerit» —el Señor me gobierna, nada me faltará.

¿Qué puede inquietar a un alma que repita de verdad esas palabras?

Hombre libre, sujétate a voluntaria servidumbre para que Jesús no tenga que decir por ti aquello que cuentan que dijo por otros a la Madre Teresa: «Teresa, yo quise... Pero los hombres no han querido».

Acto de identificación con la Voluntad de Dios:

¿Lo quieres, Señor?... ¡Yo también lo quiero!

No dudes: deja que salga del corazón a los labios un «Fiat» —¡hágase!...— que sea la coronación del sacrificio.

Cuanto más cerca está de Dios el apóstol, se siente más universal: se agranda el corazón para que quepan todos y todo en los deseos de poner el universo a los pies de Jesús.

Más quiero tu Voluntad, Dios mío, que no cumpliéndola —si pudiera ser tal disparate—, la misma gloria.

Referencias a la Sagrada Escritura
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