Lista de puntos

Hay 16 puntos en «Camino» cuya materia es Castidad.

¿Te ríes porque te digo que tienes «vocación matrimonial»? —Pues la tienes: así, vocación.

Encomiéndate a San Rafael, para que te conduzca castamente hasta el fin del camino, como a Tobías.

El matrimonio es para la clase de tropa y no para el estado mayor de Cristo. —Así, mientras comer es una exigencia para cada individuo, engendrar es exigencia sólo para la especie, pudiendo desentenderse las personas singulares.

¿Ansia de hijos?... Hijos, muchos hijos, y un rastro imborrable de luz dejaremos si sacrificamos el egoísmo de la carne.

¡Cómo hemos de admirar la pureza sacerdotal! —Es su tesoro. —Ningún tirano podrá arrancar jamás a la Iglesia esta corona.

La santa pureza la da Dios cuando se pide con humildad.

¡Qué hermosa es la santa pureza! Pero no es santa, ni agradable a Dios, si la separamos de la caridad.

La caridad es la semilla que crecerá y dará frutos sabrosísimos con el riego, que es la pureza.

Sin caridad, la pureza es infecunda, y sus aguas estériles convierten las almas en un lodazal, en una charca inmunda, de donde salen vaharadas de soberbia.

¿Pureza? —preguntan. Y se sonríen. —Son los mismos que van al matrimonio con el cuerpo marchito y el alma desencantada.

Os prometo un libro —si Dios me ayuda— que podrá llevar este título: «Celibato, Matrimonio y Pureza».

Hace falta una cruzada de virilidad y de pureza que contrarreste y anule la labor salvaje de quienes creen que el hombre es una bestia.

—Y esa cruzada es obra vuestra.

Muchos viven como ángeles en medio del mundo. —Tú... ¿por qué no?

Cuando te decidas con firmeza a llevar vida limpia, para ti la castidad no será carga: será corona triunfal.

Me escribías, médico apóstol: «Todos sabemos por experiencia que podemos ser castos, viviendo vigilantes, frecuentando los Sacramentos y apagando los primeros chispazos de la pasión sin dejar que tome cuerpo la hoguera. Y precisamente entre los castos se cuentan los hombres más íntegros, por todos los aspectos. Y entre los lujuriosos dominan los tímidos, egoístas, falsarios y crueles, que son características de poca virilidad».

Yo quisiera —me has dicho— que Juan, el adolescente, tuviera una confidencia conmigo y me diera consejos: y me animase para conseguir la pureza de mi corazón.

Si verdaderamente quieres, díselo: y sentirás ánimos y tendrás consejo.

La gula es la vanguardia de la impureza.

Frente de Madrid. Una veintena de oficiales en noble y alegre camaradería. Se oye una canción, y después otra y más.

Aquel tenientillo del bigote moreno sólo oyó la primera:

Corazones partidos

yo no los quiero;

y si le doy el mío,

lo doy entero.

«¡Qué resistencia a dar mi corazón entero!» —Y la oración brotó, en cauce manso y ancho.

Si pierdes el sentido sobrenatural de tu vida, tu caridad será filantropía; tu pureza, decencia; tu mortificación, simpleza; tu disciplina, látigo, y todas tus obras, estériles.

Frecuentas los Sacramentos, haces oración, eres casto... y no estudias... —No me digas que eres bueno: eres solamente bondadoso.

¡Qué grande es el valor de la humildad! —«Quia respexit humilitatem...». Por encima de la fe, de la caridad, de la pureza inmaculada, reza el himno gozoso de nuestra Madre en la casa de Zacarías:

«Porque vio mi humildad, he aquí que, por esto, me llamarán bienaventurada todas las generaciones».

Referencias a la Sagrada Escritura
Referencias a la Sagrada Escritura